Martha Adriana Cota Sánchez*
Maternidad no es destino
Un fundamento de los derechos reproductivos es que la maternidad, para ser una opción ética, debe ser un acto voluntario; yo sumaría dos adjetivos más: gozoso y compartido. La maternidad voluntaria, gozosa y compartida debe contar con la posibilidad de interrumpir un embarazo no elegido. Los derechos reproductivos apuntan a algo profundo y subversivo: al cuestionamiento de la maternidad como el destino forzoso o el proyecto obligado de las mujeres. Los derechos reproductivos introducen una ruptura ideológica con la creencia católica que concibe a las mujeres como recipientes de voluntad divina: ten todos los hijos que Dios te mande. En los últimos años la noción de los derechos reproductivos como derechos humanos ha tenido un sólido desarrollo como consecuencia de su creciente reconocimiento en la Constitución y en los tratados internacionales.1
Sexualidad, cuerpo y violencia
Hablar de la sexualidad y del cuerpo de las mujeres es poner en la mesa los temas sobre menstruación, embarazo, parto, aborto, posparto, sexualidad y anticoncepción y considerar el derecho a conocer y decidir con fundamento en la información y la educación de las mujeres y de los hombres. Se encuadra en el derecho a la educación, a la responsabilidad del ejercicio informado de la sexualidad y de los cuerpos que se encuentran, es decir, de ejercer la libertad y el placer. En tal sentido, ubicamos el tema en el plano de la ciencia, no en el plano moral o religioso.
Aunque ha habido avances considerables en la legislación, la historia de las luchas de las mujeres deja ver que el centro de sus demandas reivindican el derecho a la vida libre de violencias, al libre ejercicio de la sexualidad y a la maternidad voluntaria. La respuesta ha sido la violencia a sus cuerpos, la libertad a decidir y elegir una vida libre de violencia está atravesada por la imposición de la iglesia católica, de organizaciones religiosas y de los preceptos patriarcales que establecen la anulación de facto a ejercer la vida plena en libertad.2 La sexualidad de las mujeres ha sido históricamente asunto de control, represión, opresión, maltrato, sometimiento y tortura.
El aborto es una cuestión de salud para las mujeres
Ubicar el tema del aborto desde el derecho de las mujeres al ejercicio de su sexualidad y los derechos reproductivos implica reconocer que la mujer decida legalmente la terminación de un embarazo no deseado sin dar pruebas de cualquier motivación. Las consecuencias inmediatas se expresarían en la disminución de la morbilidad y mortalidad materna. Se proporcionaría a la población recursos médicos y técnicos más eficaces y seguros.
Se podría prevenir la repetición de abortos, pues se extendería el conocimiento de la vida sexual y se facilitarían métodos anticonceptivos; complementando educación sexual y programas de planificación o para disminuir la incidencia del aborto inducido.
La práctica del aborto legal por personal médico y paramédico calificado aumentó inicialmente el número de abortos sin riesgos. En este sentido, la práctica del aborto inseguro aún es un grave problema de salud pública, y también lo es el aborto por causas sociales y económicas que toma como eje la injusticia social, es decir, el aborto es un problema cuya reglamentación compete a la salud pública y no al derecho penal, por lo tanto, hay que despenalizar el aborto para garantizar los derechos de las mujeres a vivir una maternidad voluntaria contra la violencia sexual, el respeto a la libertad sexual; además del derecho a la libertad de conciencia, el laicismo y el derecho a la no intervención del Estado en cuestiones de la intimidad y la privacidad de las mujeres.
Derechos sexuales, reproductivos y humanos
La salud sexual y reproductiva es un derecho humano básico y fundamental. Los derechos sexuales y reproductivos, al ser reconocidos como parte de los derechos humanos, son inalienables y no pueden estar sujetos a discriminación por edad, sexo, identidad sexual, raza, práctica sexual o condición social. La salud sexual y reproductiva consiste en la capacidad de disfrutar una sexualidad satisfactoria y sin riesgos, cuyo propósito es el enriquecimiento de la vida y de las relaciones personales.
En el siguiente cuadro, podemos observar la relación y la vinculación entre los derechos humanos y los derechos sexuales y derechos reproductivos.
* Socióloga. Maestría en Estudios Latinoamericanos, y en Periodismo Político. Promotora de difusión cultural de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
1 Marta Lamas, “Los derechos reproductivos de las y los adolescentes, y un necesario servicio de salud sexual y reproductiva”, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), México, unam, pp. 137-157. Disponible en <https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3483/10.pdf.>. Fecha de consulta: 1 de marzo de 2022.
2 Ejemplo de ello son los grupos Pro Vida.
3 Véase revista en voz alta número 14: Miradas feministas, derechos sexuales y reproductivos. Debate público. Disponible en <https://envozaltarevista.org/numero-14-abril-junio-2020/>.
