Bajo el tema “Liderazgo político Mujeres morena rumbo a las asambleas”, llamamos a reflexionar sobre el todavía precario acceso de las mujeres a los cargos de elección po-pular, gobierno y partidos políticos. Veamos algunos datos que nos ayudan a entender la desigualdad que enfrentamos las mujeres, por ejemplo, en la historia democrática de nuestro país, sólo 9 mujeres han sido gobernadoras, la primera, Griselda Álvarez Ponce de León, en el estado de Colima en 1979, y la más reciente, Claudia Sheinbaum en 2018 en la Ciudad de México. En las pasadas elecciones de 2018 de nueve entidades a gubernatura sólo 11 fueron mujeres de las 48 candidaturas.
En los últimos cuarenta años o un poco más, sólo 23 mujeres ocuparon cargo de secretaria de estado, de un total de 236 integrantes de gabinete; en 2017, sólo el 17 % de las secretarías de estado tuvo como titular a una mujer y el otro 87 % fue ocupado por hombres; en el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las mujeres solamente representan un 18 % y en la Sala Superior del Tribunal Electoral representan el 28 % (Instituto Nacional de las Mujeres, 2020).
Es importante mencionar que hay avances en la lucha de las mujeres por la paridad. El 6 de junio de 2019 se reformaron 10 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para garantizar los derechos políticos de las mujeres. Se estableció que el 50 % de los cargos en los poderes del Estado y gobierno sean ocupados por mujeres. Lo mismo para los organismos autónomos, en las candidaturas a cargos de elección popular de los partidos políticos y en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena. Con esta reforma se da un mayor reconocimiento a los derechos políticos y liderazgo de las mujeres en México, sin embargo, todavía falta mucho para lograr la paridad, sobre todo a nivel local.
Las mujeres del Movimiento Regeneración Nacional (morena) sabemos que la formación de liderazgos políticos de mujeres en todo el país es impostergable, así como vigilar que se respeten sus derechos políticos y erradicar la violencia política, de lo contrario la desigualdad entre mujeres y hombres no desaparecerá, al contrario, se corre el riesgo de retroceder. La participación de las mujeres en la toma de decisiones desde cargos de elección popular y al interior de los partidos fortalece la democracia participativa y es un camino para lograr el cambio verdadero y la justicia social.