Entrevista

Creación y reflexión frente a los feminicidios.

Conversación con Ana María Iturbe

Rosa Martínez

Las mujeres creadoras siempre han tenido expresiones vinculadas con la sociedad, pero nunca han sido las suficientes quienes dedican su inspiración a los complejos conflictos emergidos. Ana María Iturbe, creadora artística, es una de las primeras que, desde su disciplina, crea e invita a la reflexión colectiva de los temas que hoy continúan siendo omitidos o desdeñados por las políticas públicas, casos que permanecen impunes y sacuden a la ciudadanía.

En las últimas décadas esta creadora artística ya había reconocido el tema de feminicidios como un conflicto mal atendido y omitido por las políticas públicas, conflicto que hoy no sólo lacera, mutila y victimiza a unas miles, sino a la sociedad entera, la cual permanece inerte o con miedo ante los hechos.

En su estudio, Ana María Iturbe recibe a en voz alta y conversa sobre éste y otros temas que por más de 40 años ha ido trabajando de manera individual y junto con otras mujeres creadoras.

De su trayectoria formativa destacan sus estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM (ENAP), después en la Escuela de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); sus colaboraciones en la Universidad Obrera de México, en el Grupo Morelos, y en el Instituto de Amistad e Intercambio Cultural México-URSS; y también sus participaciones en un sinnúmero de exposiciones individuales y colectivas en casas de cultura, encuentros nacionales e internacionales, y más.

El levantamiento popular del Movimiento Zapatista, y la contundente participación de las mujeres en el mismo, suscitaron en Ana María Iturbe la necesidad de integrar a mujeres creadoras con un mismo interés colectivo y, en referencia a la ira de las mujeres insurgentes contenido a través del tiempo (citado de Adolfo Gilly), la creadora artística conformó “La ira del silencio”, colectiva representada por una “Tlacuila” (apreciación de la mujer pintora del México antiguo) cuyo propósito se definió como un reconocimiento a las mujeres creadoras y a la permanencia de la memoria.
Esta colectiva, independiente y autogestiva, integró a mujeres artistas visuales de diferentes técnicas: pintura, gráfica, escultura, cerámica, fotografía, video y más; quienes aprendieron a trabajar de manera conjunta, incluyente y sin censuras.

Entre los intereses temáticos de la creadora la crítica de la sociedad es de suma relevancia, y por ello ha desarrollado de diversas maneras los temas que preocupan a la sociedad del hoy y mañana de manera estética, clara y enriquecedora. Entre estos temas, el del feminicidio capturó su atención urgente para el desarrollo creativo de La ira del silencio, “Feminicidios, en el país de no pasa nada”. Ésta fue una exposición que se reinterpretó con diversas técnicas y sobre soportes de manera práctica para ser enviada a lugares de México y el extranjero, de un tema que se desarrolla en el tiempo.

Entre sus conclusiones, Ana María Iturbe lamenta que “hoy se siguen asesinando mujeres en todo el país, ante la omisión y corrupción de las autoridades”.

A partir del lenguaje del arte, ¿cómo expresas el tema de violencia contra las mujeres y los feminicidios?

En la colectiva La ira del silencio nos planteamos únicamente crear imágenes con materiales y técnicas libres, pero no re victimizar a las mujeres, por respeto a ellas, y porque ya habían sido violadas, masacradas, etcétera. Contrariamente a lo que hacen otras creado- ras, a nosotras nos interesaba integrar las consignas, las denuncias de lo que está pasando, y de la impunidad de los casos.

¿Cómo se ha desarrollado la capacidad narrativa del arte en ese mismo contexto de violencia de género?

Puede ser que parta de imágenes tan bárbaras, que ni siquiera está en tu cabeza el que puedan ser así, hasta imágenes sencillas que contengan un punto enfoca- do a lo que pueda ser la violencia, sin requerir poner el cuchillo, o la sangre. En este caso, en la colectiva se tenía toda la libertad de exponer lo que tú quisieras. Incluso había compañeras que utilizaron imágenes de cuerpos mutilados. La creación se ha desarrollado desde lo que pudiera ser sangriento, a partir de los colores y las formas, pero sobre todo un texto que actúa junto con la imagen para contextualizar de tal manera que se tenga un enfoque visual y quede capturado lo que se quiere decir.

Mientras palabras como «equidad», «violencia de género», «feminicidios» y más prevalecen en los medios de comunicación, y hacia la sociedad, ¿qué conceptos ha añadido o resignificado la manifestación de la creación artística?

Me parece que es la imagen, pues la cotidianidad ha hecho que palabras como “feminicidio” sean tan comunes en la sociedad. Entonces, la incidencia artística debe ser en la imagen y el texto, de tal manera que denoten la anormalidad de la situación, que contextualicen el tema y quede capturado el discurso. Otra cuestión sería cómo hacer que la gente, ante estos medios de comunicación que invaden cotidianamente con esta “normalidad”, puedan tener como opción otra imagen fuerte que les capture y llame a la reflexión.

Y esto porque también los medios de comunicación tratan de explicarnos que en todas partes hay violencia y la generalizan, y con ello inducen el miedo. “El miedo para que te estés en paz”.

Los medios también distorsionan la realidad, por ejemplo, cuando hablan de tal número de mujeres muertas, pero no es que estén muertas, es que fueron asesinadas. Asesinadas ante un estado que ha sido incompetente, corrupto, y que ha permitido la impunidad de todos estos crímenes.

¿De qué manera logra el arte plástico motivar la reflexión colectiva?

Pienso que en la manera en que la imagen tenga un trasfondo que exprese el que están sucediendo estos asesinatos debe llamar la atención hasta del que no sepa leer. Tiene que haber un motivo que provoque que reacciones mentalmente hacia esa llamada “normalidad” para darte cuenta de que no es normal que estén sucediéndose todos esos asesinatos.

¿Cómo explicas el vínculo entre arte y violencia?

El arte se expresa a través de diversos medios y se vincula mediante las imágenes. La violencia está en la sociedad y en el Estado que la genera. Los medios de comunicación masiva mediatizan y generan el miedo, pero el arte no.

Pero el arte, a partir de la imagen y la idea contenida, hace todo lo contrario a lo que hacen los medios de comunicación masiva: motiva la reflexión.

¿Cómo fortalecer el encuentro del arte con la sociedad?

A partir de actividades que integran a la sociedad. Por ejemplo, la colectiva La ira del silencio trabajó en un proyecto que se llamó “Barriocinema”; eran ocho camioncitos que llevaban cine a toda la periferia de la ciudad; se abrían y contenían sillas, la pantalla y se proyectaban películas y se armaba el debate.

Al mismo tiempo esos camioncitos eran “Barriogalería”; se desplegaban los vinilos y se observaba una galería para que la gente se acercara, veía una forma de expresión que no se conocía. De esa manera yo creo que debe vincularse la sociedad con las formas de expresión artística, pero que son formas de expresión que proporcionan otra manera de ver lo que está pasando a través de la exposición de imágenes.

Podríamos considerar que la revisión de la violencia de género y demás conflictos sociales han “inspirado” el arte.

Yo creo que no lo han inspirado, lo han motivado a que el arte tiene que ser un lenguaje que, a través de diferentes técnicas, provoca que pienses sobre lo que está pasando en la realidad.

Considerando la actitud crítica inherente del arte frente a la realidad social, ¿cuál deber ser el papel de las mujeres creadoras en las luchas sociales?

Las mujeres creadoras en México siempre han tenido expresiones críticas vinculadas a su sociedad desde todos los tiempos. Aunque eso no quiere decir que todas las mujeres que pintan, o que canta, bailan o hacen teatro les interese ese tipo de expresión. Creo que son determinadas mujeres las que se sienten comprometidas con su sociedad.

Hay muchas mujeres creadoras que viven una comodidad, entonces su expresión es eso, el confort, lo bonito, hay de todo. No tienen  compromiso social. Y no podemos decir que todas las mujeres que se dedican al arte tienen conciencia, porque también estaríamos censurando. Por el contrario, en el arte hay plena libertad. Y tenemos muchos ejemplos de mujeres que siempre han estado muy comprometidas.

Entonces, ¿cómo influir en las políticas públicas desde el arte a favor de los derechos de la mujer y contra la violencia?

En México hay pocos espacios públicos para realizar exposiciones y el sistema de cultura es establecido por el gobierno; lo que hacemos es tomar las calles, te vuelves una creadora callejera, subversiva que toma las plazas que pueda tomar.

Esa ha sido una experiencia muy rica porque empezamos tomando patios de casas de cultura como por ejemplo en la Lagunilla, Coyoacán, y de pronto ya podíamos tomar el Zócalo. Y yo creo que esas eran experiencias muy valiosas que te daban a entender que las calles eran tuyas, pero hoy no se puede. El Zócalo está casi siempre cerrado.

En los tiempos en que estaba Rosario Robles como jefa de gobierno en el Distrito Federal, el espacio del Zócalo se abrió. El metro tenía espacios para la cultura.

Por ejemplo, tenía un amigo que trabajaba ahí, y en alguna ocasión se me ocurrió llevarle mi carpeta y pedirle una exposición colectiva, porque generalmente a las expresiones y manifestaciones se les daban de manera individual. Yo dudé de que me fuera a dar un espacio y terminó ofreciéndome nueve;  fue una cosa tan padre que gente que iba a tomar un viaje de repente era capturada por las imágenes. Se abría esa relación que no se habría hecho en una galería.

O cuando era en el Zócalo, incluso llegaban mujeres que no eran de la colectiva, pero sabían bailar o cantar, y al rato las que estaban sobre el escenario se pasaban abajo, y viceversa; y era otro tipo de relación con el público, con los niños, con los viejos, con aquellos que nunca van a tener acceso a un espacio cultural porque no lo hay, y lo que hay generalmente está muy reducido para la gente, o es inaccesible. Se han cerrado.

En el metro, ahora existen tienditas donde antes había exposiciones, se perdieron los espacios, y galerías en casas de cultura y, que estén sensibilizadas, pues son pocas. Te podría hablar de algunos ejemplos como la Casa de Cultura José María Velasco, lo que hay por la colonia Roma, algunas por la estación del  metro Chabacano, algunas escuelas y si es que las autoridades están de acuerdo porque también se han cerrado y párale de contar.

Ese tipo de trabajo colectivo yo creo que tiene mucho que ver con la astucia y las estrategias que van emergiendo y evolucionando porque, por ejemplo, puedes tener una exposición y meterla en una maleta. Con una obra que está hecha con ganchos para ropa puedes llegar a un espacio que está solo, como por ejemplo la Facultad de Arquitectura de la UNAM, y bien audaz la cuelgas de un lado a otro, de pronto llega la vigilancia o la policía que nunca se ha encontrado con eso, y te dice que ahí no se puede vender nada, pues tú respondes que no estás vendiendo nada, que es una manifestación cultural. Y de ahí a que se averigua con el jefe, tú ya te echaste más de una hora y mucha gente ya vio la pieza. Y así te vas, de espacio en espacio.

Pues esa maleta llego, a través de varias compañeras astutas, hasta Cuba, Venezuela, Bilbao y a Alemania y de pronto apareció en eventos donde había encuentros hasta con personalidades como Hugo Chávez. Y así como la obra se iba en una maleta, así regresaba. Es decir, tienes que buscar estrategias para lo que no hay.

¿Consideras que las políticas de gobierno, en este caso en la Ciudad de México, han privilegiado otros tipos de interés como también acto sucio, estrategia, o es mera omisión?

Claro, por una parte ellos no omiten, más bien simulan que hay una apertura cultural, y esa cultura la representan son sus cuates. Por ejemplo, te hacen esculturas monumentales como la virgen de Guadalupe, casi de 20 metros, pagada con dinero de la iglesia y del gobierno; o pagan mucho dinero para el ‘Guerrero Chimalli’ de Sebastián en una zona pobre (Chimalhuacán, Estado de México), y sin ningún tipo de función.

O en uno de los casos recientes, con Miguel Ángel Mancera, que pone al personaje ´Timo´ afuera de Bellas Artes. O el caso más reciente, leí un sábado sobre las enormes calaveras en la avenida Reforma, La Jornada le dedicó página completa al autor de una calavera con corona de espinas que terminó siendo censurada para el lunes del mismo fin de semana. Y todo para dar cabida a las calaveras de determinados autores invitados para los que hubo presupuesto.

Al autor de la primera no lo colocaron no porque estuviera haciendo una crítica, sino porque el organizador era de la Legión de Cristo y no le pareció que se mezclara a Quetzalcóatl con Cristo. De ese tamaño de situaciones estamos hablando.

Sin embargo, hay actividades cotidianas que suceden a diario y que de repente resultan performance de mayor interés que de gente que está dedicada al arte.

En el caso de tener un anti-monumento memorial de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, te preguntas si el gobierno dio dinero para eso y, ¿qué no fue el estado el que los desapareció? ¿Cómo se pueden hacer de un espacio privilegiado en el centro, en el corazón de la Ciudad de México para ello? El pueblo tiene expresiones, y las expresiones van a aflorar en determinados momentos. Como por ejemplo en las instalaciones con veladoras, y más, que se realizaron por diferentes creadores después de los sismos de septiembre. Manifestaciones creativas naturalmente valiosas y espontaneas, maravillosas. Son emergentes, temporales y populares.

Sin ir más lejos, ¿qué son las pirámides que estén destruidas ahí en Templo Mayor? y de pronto se hayan piezas de las diosas viejas, porque curiosamente han sido mujeres viejas y todas están degolladas o cercenada: Coatlicue y Coyolxauhqui. Todas son mujeres viejas, con panzas flojas, pechos caídos y hasta creería que desde ahí se originaba la violencia, pero también el trabajo de las mujeres.

Siempre han sido las mujeres las que, estén institucionalizadas o no, no puedes decir que te está pagando o no el gobierno. Yo creo que lo que pasa es que si recibes una lana del gobierno pues vas a estar más comprometido a hablar bien del señor que te da el dinero.

También se puede criticar a los pintores  porque te encuentras casos como el del secretario (José Antonio) Meade que tiene tantos retratos, y el otro secretario (Luis) Videgaray tiene otros tantos retratos, y los tuvo (Felipe) Calderón por casi medio millón de pesos, y (Carlos) Salinas de Gortari. Y claro, hay mucho dinero, pero pienso de ti como pintor, ¿dónde está tu capacidad de reacción si te encargan, por ejemplo, un retrato de Enrique Peña Nieto? Pues yo no lo hago, pero hay gente que si lo hace.

¿Podríamos considerar que ésta simulación de fomento al arte tiene el propósito de atender intereses ajenos y no a la sociedad?

Yo creo que la simulación se hace porque hay un dinero para cumplir un presupuesto, y se simulan que se fomentará la cultura. Y el presupuesto se gasta en la serie de instituciones, museos, y más. Si se gasta, pero más bien no les interesa fomentar que el pueblo tenga espacios y pueda acudir no solo para reflexionar o apreciar, si no como parte del ocio, de ese ocio que debemos disfrutar de manera creativa. Pero espacios no los hay y es terrible.

Hay museos privados con muy buenas exposiciones, pero vas a un museo público y te vas a encontrar, por ejemplo, que no fue el señor que cuida y tienen la llave para poder ver la exposición, o que simplemente no hay obras a exponer; o no hay presupuesto para catálogos, por ejemplo en el Salón de la Plástica Mexicana, si yo expongo no importarán más de 50 años de trayectoria individual para realizar un catálogo, tal vez con otros tres creadores más lo hicieran, que expusieran conmigo. Me parece que eso es tacañería, porque dinero lo tienen.

Otro caso emblemático sucede en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; a la par los murales de José Clemente Orozco, en los que se critica la falta de justicia, también hay un mural de Rafael Cauduro que no tiene ´madre´, observamos los muros que representan la justicia apuntalada, los archivos muertos que son observados, las cárceles clandestinas, en los vitrales las sombras de la represión y más, y es increíble porque la expresión no tiene límites; y dentro de ese palacio de justicia alguien les ha expresado que ahí lo que menos hay es justicia. Y esa obra alguien la tuvo que  pagar, ¿cómo lo hizo? aún no me lo explico.

Finalmente ¿cómo ha sido el acercamiento, la motivación, para tratar temas como la violencia contra la mujer y el feminicidio?

Como una forma de expresar las ideas y hacer visual algo que finalmente es físico; a través de las  imágenes o, en el caso de las ceramistas, a través de las formas en las piezas.

Pero lo más interesante es haber encontrado el vínculo entre el espectador y las organizaciones de mujeres. Se formó un vínculo cuando esas organizaciones de mujeres que no las atendía, las secretarías de gobierno que debían hacerlo no lo hacían, se encontraron con que las puertas se cerraban. Y, por ejemplo, se acercaron a una organización que se llamaba «Nuestras hijas de regreso a casa» donde recibieron apoyo y de esa manera nos retribuyeron mucho, nos enriquecieron en ideas para poder motivar tus creaciones.

El vínculo se fortaleció y se logró que se hicieran muestras en lugares donde no las hubo antes. Incluso la última exposición de «La ira del silencio», en marzo de 2010, se hizo con las mujeres adentro y a puerta cerrada, porque sucedió en Ciudad Juárez y la violencia estaba muy fuerte. Como sabemos, después hubo más muertas de esa organización.

Éstas actividades fueron también trasladadas y tuvieron repercusión en otros espacios, pues las mujeres de la organización estaban a su vez vinculadas con otras, y a las actividades se integraron más, incluso de difusión. Fue algo enriquecedor y permitió que se vincularan esas relaciones entre las organizaciones de mujeres y con la colectiva «La ira del silencio» a través de trabajos sobre la violencia y los feminicidios. Había una identidad, de clase, de lucha, de trabajo, y se fortaleció.

La creadora artística, Ana Iturbe, concluye que hoy se siguen asesinando mujeres en todo el país, ante la omisión y corrupción de las autoridades; que en la manifestación social en contra de la violación de los derechos de las mujeres «no sólo se han manifestado mujeres, también hay hombres que lo han hecho». Y añade que, lamentablemente «a pesar de las diversas manifestaciones artísticas que se han realizado en todos estos años contra el feminicidio y la impunidad, cada día suceden más…