Violencia política y mujeres en el contexto de la Guerra Sucia

Olivia Gómez Lezama*

Fotografía: elarsenal.net

En las décadas de 1960 y 1970, el régimen político mexicano tomó una serie de medidas de carácter autoritario que lo definieron como tal. Fueron dirigidas, sobre todo, a la disidencia radical, es decir, a la guerrilla rural y urbana, sin que ello significara que fuera democrático y tolerante con la izquierda que participó en otras “vías” o caminos revolucionarios, ya que muchos de los militantes también fueron vigilados, desaparecidos, torturados y asesinados. Debido a que quienes en su mayoría integraron este tipo de organizaciones, grupos o partidos fueron hombres, sobre todo en las dirigencias, se conocen muy pocas mujeres que hayan formado parte de sus filas, principalmente porque no se le ha dado la relevancia al género femenino en estas luchas. Pero ellas también sufrieron la violencia del Estado y fueron perseguidas por éste, como Martha Maldonado, quien participó en la fundación de una de las primeras organizaciones guerrilleras, el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), creado en 1970, y que fue capturada y torturada, junto con otros de sus compañeros, en marzo de 1971.1 Otro caso es el de Paquita Calvo (Francisca Victoria Calvo), quien, junto con su grupo, el Frente Urbano Zapatista (FUZ), llevó a cabo el secuestro del entonces director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, Julio Hirschfeld Almada, en septiembre de 1971; debido a esta acción fue encarcelada en el penal de Santa Martha Acatitla.2 También está Aurora Castillo Mata, integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, quien también participó en el secuestro de otro empresario, Antonio Fernández Rodríguez, presidente del Consejo de Administración de la Cervecería Modelo, en marzo de 1977, acción realizada con el objetivo de obtener a cambio de la liberación 25 millones de pesos, la reinstalación de 37 obreros, pago de indemnización y tramitación de pensiones; sin embargo, luego de cumplir con sus demandas, Aurora, junto con otros de sus compañeros, fueron aprehendidos por la Brigada Blanca, aparato de represión del régimen, encabezada por Arturo Durazo Moreno, general y jefe de la policía capitalina, uno de los personajes más representativos del autoritarismo de este periodo.3
 Por otro lado, la persecución por parte del régimen se extendió a familiares y amigos de quienes participaron en estos grupos. Ya que, muchas veces, por medio de éstos, usando amenazas y persecución lograron dar con sus integrantes. Así, por ejemplo, María de los Ángeles, esposa de Rafael Ramírez Duarte, fue secuestrada y torturada en el Campo Militar número 1.

Posterior a 1975, esposas, novias y familiares de los desaparecidos y perseguidos políticos tuvieron un papel relevante en la denuncia de la existencia de la tortura y cárceles clandestinas y, con ello, impulsaron la defensa de los derechos humanos, que darían pie, años más adelante, a las comisiones encargadas de ello.

Entre 1974 y 1975 se conformó el Comité de Familiares de Presos y ex Presos Políticos, el cual tuvo acercamientos constantes con diversos grupos de izquierda y, en conjunto, impulsaron la ley de Amnistía promulgada en 1978. Entre las mujeres que destacaron en este proceso se encuentran, sobre todo, las madres, quienes tuvieron un rol activo en la búsqueda y justicia para sus hijos. Como parte de este grupo surgió la figura de Rosario Ibarra de Piedra, quien buscó por muchos años a su hijo Jesús Piedra Ibarra, nombrada candidata a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario del Trabajo (PRT) en 1982.4

 

* Doctorante en historia moderna y contemporánea en el Instituto Mora, con líneas de investigación en historia política y de las izquierdas.

 

1 Laura Castellanos, México armado 1943-1981, epílogo de Alejandro Jiménez Martín del Campo, México, Era, 2007, p. 173.

2 “Paquita Calvo, secuestradora de Hirshfeld”, en Proceso, 26 de febrero de 1977, <http://www.proceso.com.mx/3262/paquita-calvo-secuestradora-de-hirschfe&gt;, fecha de consulta 10 de septiembre de 2017.

3  Verónica Oikón Solano y María Eugenia García Ugarte (eds.), Movimientos ar- mados en México, siglo XX, vol. II, México, El Colegio de Michoacán, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2006, p. 394

4   Castellanos, op. cit., p. 252.