Ana Lilia López Jiménez*
La violencia en general es uno de los problemas que más aquejan a la sociedad de todas las entidades y el Estado de México no es la excepción. Sin embargo, dada la vulnerabilidad de las mujeres, son ellas las que con mayor frecuencia son blanco fácil de la violencia ya que se ejerce con mayor impunidad.
La violencia política no es la más común en el Estado de México, entidad en la cual radico, Atizapán de Zaragoza para ser exacta, pero sí es con la que más contacto cercano he tenido en los últimos años.
Mujeres que por su capacidad, liderazgo, desempeño y responsabilidad tienen mayor permanencia y reconocimiento tanto del equipo de trabajo como de los ciudadanos entre los que se desenvuelven cotidianamente; son puestas a prueba y acosadas no solo por los adversarios políticos, sino en ocasiones hasta por sus propios compañeros, lo cual implica que todo ese esfuerzo y capacidad se pierdan por propósitos particulares y mezquinos de quienes ven en ellas a un rival de mucho potencial.
Las mujeres que en muchas ocasiones no ven reconocido su trabajo pueden ser fácilmente vulneradas mediante las palabras que endulzan sus oídos, la zalamería y el piropo de quienes buscan tener su cobijo y verse beneficiados del trabajo que ellas han realizado. Pero también existe la contra parte, aquellos mata sueños que al verlas avanzar intentan frenarlas haciéndoles creer que nada de lo que hacen está bien, esos que las sobajan y demeritan su trabajo, quienes les hacen creer que no tienen la capacidad para desarrollar un puesto de dirección o encabezar trabajos que las lleven a ostentar cargos de responsabilidad. ¿Cuántas mujeres líderes habremos perdido hasta el día de hoy en manos de estos cazadores furtivos? ¿Cuántas mujeres talentosas permitieron que les arrebataran la oportunidad de sobresalir? ¿Cuántas Claudias, Elenas, Laydas, Rocios, Yeidkols, Emmas, Cecilias, Guadalupes etc… habremos perdido?
Por otro lado, es muy común que se denote su capacidad minimizándola porque han sido favorecidas por ser “La amiguita, amante, querida o esposa” de algún líder o que trae el apadrinamiento de un hombre en específico, como si las mujeres fuesen incapaces por sí mismas de generar sus propios liderazgos. En ocasiones son mujeres quienes generan esta clase de comentarios que no sólo afectan a esa mujer de la que se habla, sino que se llega a generalizar y entonces los comentarios de con razón, pues es mujer, tenía que ser mujer, mujer al fin y al cabo etc. terminan por definirnos a todas.
Un grave problema al que se enfrentan es el miedo, una de las armas más poderosas con la que por años se ha mantenido sometida la mujer, por miedo muchas no dejan el hogar en el que son maltratadas, por miedo no denuncian muchas de las atrocidades de las que son víctimas, por miedo siguen aceptando humillaciones y vejaciones, por miedo de las amenazas a su familia, a su patrimonio o de su propia integridad física. La cultura del miedo tiene por objetivo que la mujer abandone la labor política que con tanta honorabilidad desempeña.
Hay quienes se valen de que las mujeres tengan un rol sumamente importante como pilares del hogar e intentan hacerles ver que por andar de “Mitoteras” en ámbitos que no les corresponden; pueden perder a su familia por descuidar sus labores cotidianas, que en muchas ocasiones, se ven forzadas a realizar hasta altas horas de la madrugada para así tener el derecho de desarrollarse en otras áreas de la sociedad, sin desatender su primordial objetivo en la vida que es ser “La señora de la casa”.
Por otro lado, es bien sabido que las mujeres son puro corazón y que son sumamente susceptibles a las muestras de afecto, galantería y amor, lo que ha sido utilizado por patanes que se valen de esta cualidad de las mujeres para hacerlas presa fácil del engaño, hombres seductores que utilizan el arma vil de enamorarlas para después humillarlas, acabar con su reputación y desecharlas una vez que han obtenido su objetivo de quitarlas de en medio, pues con ese corazón guerrero lograron abrirse paso y hacerse reconocer como mujeres de mucha importancia en la vida pública.
Las mujeres son por naturaleza excelentes administradoras, organizadas, responsables, tenaces y capaces de cambiar el mundo si se deciden, pero también son sencillas, sentimentales y altamente vulnerables. Es por ello que necesitan de todo nuestro apoyo, no permitamos que la violencia en cualquiera de sus tipos las alcancen, seamos solidarias con ellas, demostrémosles nuestro apoyo, vayamos de la mano unas con otras y EN VOZ ALTA fomentemos su empoderamiento en todos los ámbitos en los cuales ellas decidan desarrollarse porque en la medida que una mujer avance, el mundo avanzará con ella.
*Conductora del Programa R4Atizapan del Estado de México. Se transmite por RadioAMLO.