Mtra. Olivia Lezama
A lo largo del siglo XX se fue incrementando la participación de las mujeres en el trabajo remunerado y, con ello, también su vinculación a las luchas sindicales, contribuyendo “de manera visible, en [la solución de] los grandes problemas nacionales”.1 De este modo, podemos observar cómo el aspecto económico está vinculado al político, proceso por el que pasaron las vidas de las mujeres que abordaremos.
Partimos del caso de Esther Torres, nacida en Guanajuato, quien llegó a la capital del país en 1911 (año en que Porfirio Díaz salió rumbo al exilio y Francisco I. Madero asumió la presidencia de la república). Su madre había escuchado que aquí había una fábrica donde podían trabajar las mujeres, situación que no era generalizada, pues no era algo normal que trabajaran en la industria. Ambas ingresaron en la Cigarrera Mexicana, donde, además, podían ganar mejor que en su lugar natal.2
Sin embargo, al enterarse de que podían acabar tuberculosas entraron a trabajar como costureras en una fábrica que se encontraba en San Antonio Abad, donde, hasta nuestros días, se concentran varias fábricas de ropa y siguen trabajando muchas mujeres en condiciones económicas muy desfavorables. Debido a que la revolución cobraba sus estragos económicos y alimenticios, pues la moneda estaba muy devaluada y había una crisis de alimentos, el dueño de la fábrica, que era estadounidense, huyó del país.
Esta circunstancia las llevó a tener su primer contacto con la política. Entraron a la Casa del Obrero Mundial, fundada en 1912, organización de tendencia anarquista.
En ella participaron en diversas luchas sindicales y de conflictos laborales.
En algunos casos, al frente del comité de huelga como cuando estalló la huelga de costureras y sastres en el Palacio de Hierro en 1914. “En octubre, las obreras de la camisería suspedieron el trabajo, exigieron el despido del administrador, el aumento de los salarios y la suspensión del trabajo a destajo.”3
A lo largo del sigo XX se fue incrementando la participación de las mujeres en la industria, ya no
sólo trabajaban en las maquiladoras, sino también en otras ramas, como la automotriz y la nuclear. En la década de los setenta, en el contexto de la llamada “insurgencia sindical”, es decir, del surgimiento de varios movimientos sindicales que buscaron su independencia y/o democratización del sindicalismo oficial, a cargo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), se dio la participación de diversas mujeres en estas luchas.
En el primer caso, tenemos el trabajo de las obreras de Volkswagen. La fábrica “empezó a funcionar en 1966 gracias a una inversión de unos mil millones de pesos (de 1966), y se benefició de exenciones fiscales y de la infraestructura que había sido proporcionada por el estado de Puebla”.4 Debido a su contribución importante en la economía mexicana, destacó la actuación de su sindicato al ponerse al margen de la CTM con la fundación, en 1972, del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz, Similares y Conexos.
El sindicato y los trabajadores de la Volkswagen se han singularizado por la militancia de sus luchas […] Gracias a dicha trayectoria, los trabajadores han podido hacer frente a los vaivenes de la inestabilidad laboral en forma más integra de lo que han podido hacer otros trabajadores del sector.5
Sin embargo, no han tenido una participación importante en los sindicatos, aunque si han ocupado cargos de relevancia como en la comisión revisora del Contrato Colectivo que firmaron en 1986, en el que participaron cuatro mujeres. Así como en las asambleas departamentales y seccionales.6 No obstante, han incidido en la obtención de derechos de las madres trabajadoras, como horarios preferenciales para ellas, la creación de guarderías en la empresa y contra la discriminación de mujeres embarazadas.
Por otro lado, la industria nuclear también dio su lucha como parte del mismo movimiento. En ese momento se dio la inserción de Cristina Peña de la Torre en las luchas sindicalistas del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN). Ella había estudiado para secretaria y trabajó en Teléfonos de México, pero se retiró del mundo laboral remunerado para dedicarse a su familia. Tenía cinco hijos. Sin embargo, fue en el contexto de la crisis económica de mediados de los setenta que tuvo que volver a trabajar fuera de casa.7

Para entonces ya no era tan joven y la edad fue un impedimento para encontrar trabajo, por lo que aprovechó que en Uramex, empresa estatal de producción del uranio, sí recibían a mujeres con esa característica. Durante el sexenio de López Portillo, el SUTIN, sindicato de esta industria, luchó contra la iniciativa que el ejecutivo mandó a la Cámara de Diputados para que el sindicato fuera regulado por el apartado B del artículo 123 constitucional y concesionar dicha industria al capital privado, dándoles el control de la explotación y exploración de los mantos de uranio localizados en el territorio nacional. Para revertir dicha ley, el sindicato, además de llevar a cabo marchas y plantones, dialogó con los legisladores para convencerlos de no aprobarla. Después de varios años, su estrategia tuvo éxito. En este proceso, Cristina participó desde la pega de carteles en los postes y distribución de volantes para dar a conocer su lucha hasta en tratar de convencer a los diputados del Partido Acción Nacional de que votaran en contra de dicha ley.8
En los tres ejemplos podemos observar cómo una necesidad primaria de mejoras económicas, para ellas y sus familias ha llevado a las mujeres a participar en los distintos ámbitos de la vida pública. No obstante, no se ha permitido del todo su participación como líderes sindicales o en cargos de relevancia del mundo laboral. En muchos casos debido a la discriminación por su condición de madres y esposas.
Referencias
- Rocha, Martha Eva, Anna Rivera Carbó y Enriqueta Tuñón Pablosy, etal., De espacios domésticos y mundos públicos. El siglo XX de las mujeres en México, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2010, p. 9.
- Anna Ribera Carbó, “Esther Torres: cuando el sindicalismo llevaba al futuro, 1911-1916”, Ibídem., p. 47.
- Ibídem., p. 49.
- Francisco Zapata, “Condición de vida y conciencia obrera de las trabajadoras de la Volkswagen de México”, Novelo, Victoria, Historia y cultura obrera, México, Instituto Mora/CIESAS, 1999, p. 188
- Ibídem., p. 189.
- Ibídem., p. 208
- Pensado Leglise, Patricia, Testimonios de ex trabajadores de la industria nuclear sobre su experiencia en la coyuntura de la insurgencia sindical”, López Eugenia, Jilma Romero y Alberto del Castillo (coord.), Voces e imágenes de la historia reciente de América Latina, México, Red Latinoamericana de Historia Oral, Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, 2015, p. 172.
- Ibídem., p. 180.