Cultura política y participación de las mujeres

Natalia Eguiluz*

Instrúyanse, porque necesitamos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitamos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitamos de toda nuestra fuerza.
Antonio Gramsci

Las formas de participación política de las mujeres son muchas y se desarrollan en distintos espacios, pero destaca su participación en las colonias1. Es evidente que con la división sexual del trabajo y los roles de género asignados a mujeres y hombres, las mujeres han sido las principales encargadas de las actividades para el sostenimiento de la vida. Aun cuando tienen un trabajo remunerado, son ellas las que se hacen cargo, de manera preponderante, del bienestar de sus familias: el cuidado de los hijos e hijas, las personas enfermas, adultas mayores, el trabajo doméstico y, por lo tanto, están más cercanas a observar y a detectar las carencias que hay en las colonias: si falta agua, si no hay luz en la cuadra, si se necesita algún tope o un crucero seguro para que las niñas y los niños lleguen a la escuela, entre otras. Ellas tienen un papel protagónico en la exigencia de estas demandas y hay muchas lideresas en esos espacios. En ese devenir algunas se involucran en una participación más amplia y comienzan a tener una incidencia política no sólo vecinal sino partidaria o en movimientos sociales.

Las mujeres en Movimiento Regeneración Nacional (morena) han sido una fuerza fundamental en las brigadas casa por casa y en el contacto primario con la comunidad desde el inicio del movimiento lópezobradorista. No obstante, sabemos que mientras más se introducen a la militancia partidaria y buscan ocupar cargos como dirigentas o espacios de representación popular, las situaciones se van poniendo más difíciles. Esto no es ninguna novedad ni un asunto que suceda sólo en morena; la política ha sido construida históricamente como un espacio eminentemente masculino que tiene prácticas que implican un modelo de militancia muy apegado a un ideal de sujeto independiente, sin responsabilidad de cuidar de las hijas y los hijos o hacerse cargo de las labores domésticas.

Podemos ver que las mujeres crean alternativas para tener el tiempo de participar. Algunas han logrado condiciones más equilibradas de responsabilidad entre hombres y mujeres en sus hogares, con respecto a las labores domésticas y de cuidados; otras deciden no ser madres para dedicarse de lleno a la política, pero la gran mayoría aún debe resolver el trabajo en su casa antes de salir a su labor activista: dejan preparada la comida, limpian su casa, etcétera, lo cual no es fácil, pues genera un desgaste físico y emocional.

Al respecto recuerdo una canción que a veces se cantaba en las brigadas femeniles en defensa del petróleo en el año 2008, la cual decía algo así: “Limpio, lavo, plancho, también trabajo y me doy tiempo para defender a la nación” después se entonaba la consigna “¡La patria no se vende, se ama y se defiende!, ¡Pemex no se vende, Pemex, se defiende!” entre otras. Pienso que dicha canción es muy representativa de lo que se vive de manera frecuente, y en aquel entonces funcionaba como una respuesta a quienes criticaban las movilizaciones y proferían frases como: “¡Viejas argüenderas mejor váyanse a hacer la comida, son unas desobligadas!”.

Cambiar la cultura política patriarcal en donde se piensa que ésta es un asunto sólo de hombres no es fácil y lleva tiempo, feminizar de manera equitativa la política, desde mi punto de vista, es uno de los retos que tenemos. Lograr que las mujeres den un paso de la participación en la colonia, hacia la participación política partidaria implica, entre otras cosas, la posibilidad de acceder a una formación política que les permita tener más elementos para el conocimiento y la defensa de sus derechos como mujeres, además de poder contar con herramientas para engarzar su propio análisis de la realidad cotidiana, con lo que sucede a nivel más amplio en la economía, en la sociedad, en la política y en la cultura desde una perspectiva crítica de izquierda.

Asimismo parte de las condiciones necesarias para propiciar este tipo de participación política debe vislumbrar que los partidos amplíen los espacios de organización, diálogo y escucha de las mujeres, que contemplen sus distintas realidades, los tiempos con los que cuentan y sean espacios libres de violencia.

La Secretaria Estatal de Mujeres morena, Ciudad de México bajo el liderazgo de la maestra Guadalupe Juárez se ha destacado por impulsar y fomentar la formación política con perspectiva de género, lo cual es un gran acierto. Algunas muestras del gran trabajo que se ha hecho son la Escuela Itinerante de Liderazgo Político para Mujeres –ahora en línea– las conferencias temáticas, la publicación de la revista en voz alta, los programas de radio, además de los proyectos en video y las cápsulas para su circulación en redes sociales.

Cabe señalar que dentro de la amplia e interesante gama de temáticas abordadas en la formación política que ofrece, se ha incluido también al artivismo feminista, a través de la impartición de talleres que sirven para visibilizar otras formas de hacer política desde la creatividad de las mujeres, así como accionar en espacios públicos para visibilizar y denunciar problemáticas en comunidad. Lo anterior es relevante, pues en nuestro país y en el mundo se ha visto que estas prácticas no sólo son expresivas, sino que también hay mujeres que se sienten más cómodas desde esa forma de participación; a partir de ello se organizan, logran conformar redes generando procesos de acuerpamiento, los cuales son muy importantes para avanzar en la lucha por una transformación social, política y económica en la que las mujeres no queden invisibilizadas o relegadas.

Siempre me gusta recordar que los procesos de transformación son colectivos y que las mujeres no somos ajenas. Al contrario, hemos participado y lo seguimos haciendo, estamos y somos en este proceso. Sabemos que las mujeres no se enfrentan sólo a discriminación y violencia por cuestión de género, sino que éstas se cruzan con las desigualdades de clase, de raza o etnia, de edad, entre otras, pero nadie se salva sola, todas y todos nos salvamos en comunidad2.

Y la comunidad no está integrada sólo por mujeres, somos mujeres y hombres quienes debemos luchar codo con codo para sostener y avanzar en este proceso histórico de transformación. Pero también los espacios sólo para mujeres son fundamentales para poder escuchar nuestra palabra, construir agendas, y acuerparnos para desmontar la cultura política patriarcal.

Sabemos que son tiempos difíciles, la derecha no cesa en su ataque permanente, y en las recientes elecciones del 6 junio de 2021 ganó espacios en la Ciudad de México. Las mujeres de morena necesitamos estar más organizadas que nunca y defender la transformación por la que hemos luchado tantos años.

* Artista plástica feminista. Maestra en Estudios de la Mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

1Antonio Gramsci, L’Ordine Nuovo, año I, núm. 1, 1 de mayo de 1919.

2 Teresita de Barbieri (1991), “Los ámbitos de acción de las mujeres”, en Revista Mexicana de Sociología, vol. 53, núm. 1, pp. 203-224.

3 Como decía Paulo Freire, “Nadie se salva sólo, nadie salva a nadie, todos nos salvamos en comunidad”.

 

“Participación política de las mujeres”, gráfica digital, Natalia Eguiluz, 2021