
Mtra. Natalia Eguiluz*
México durante muchos años estuvo sumergido en un sistema autoritario, sostenido mediante prácticas fraudulentas, represión y un control informativo sesgado, por lo que construir una sociedad democrática y tener gobiernos legítimos emanados de la voluntad popular es y ha sido un proceso difícil.
Por otro lado, en el caso de las mujeres, el reconocimiento de su ciudadanía es muy reciente, recordemos que fue hasta 1953 cuando las mexicanas logramos el derecho a votar y ser votadas a nivel nacional, y, aunque hemos avanzado mucho en los últimos años, sobre todo con la reforma constitucional de “Paridad entre los géneros” (2019), a la fecha todavía encontramos varios obstáculos para poder ejercer plenamente nuestros derechos políticos.
Lograr la democracia representativa ha significado, sin duda, un camino complejo y aún inacabado, pero a la par, desde hace décadas distintos movimientos sociales y fuerzas políticas han realizado y demandado mecanismos de democracia directa, y por lo tanto, se ha buscado transitar de una democracia representativa a una democracia participativa en donde el pueblo pueda decidir sobre los asuntos públicos no sólo en las elecciones. Nuestro ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido un papel protagónico en la larga lucha por la democracia, por ejemplo, ha impulsado movimientos contra fraudes electorales, ha demandado el respeto al voto, pero también ha promovido las consultas populares y la revocación de mandato.1
Las consultas populares, el referéndum, el plebiscito, la revocación de mandato o las iniciativas de ley ciudadanas son mecanismos que permiten generar procesos deliberativos y tomar en cuenta la opinión del pueblo en distintos temas.
El reconocimiento de estos mecanismos con carácter vinculatorio en la Carta Magna es de suma importancia ya que, por ejemplo, muy probablemente las reformas neoliberales aprobadas durante más de 36 años por congresos a modo, no hubieran sido posibles si se le hubiera consultado al pueblo, y es de suponer que muchos de los presidentes, gobernadores o presidentes municipales no habrían terminado su mandato.
Pero no es suficiente que estas figuras de participación directa sean legalmente reconocidas, se requiere también poner empeño en la construcción de una ciudadanía movilizada que esté informada e involucrada en los asuntos públicos.
Al respecto es pertinente mencionar que las prácticas culturales artísticas tienen un papel relevante para interpelar a la ciudadanía en estos procesos. Recientemente vimos y participamos en el desarrollo de la primera Consulta popular de carácter vinculatorio —si se llegaba al mínimo de participación que marca la ley—, para el juicio a expresidentes. Algunas mujeres y hombres pintaron bardas, hicieron esténciles, elaboraron videos, animaciones y carteles llevando a cabo un ejercicio colectivo de memoria histórica en nuestro país sobre las violaciones de derechos humanos, la corrupción y el saqueo sistemático que cometieron los gobiernos neoliberales. Algunas personas activistas construyeron jaulas, a manera de cárceles, en las que se encontraban disfrazadas de estos expresidentes nefastos y las instalaron en la calle. Asimismo se elaboraron canciones de distintos géneros musicales, y fue claro que la interacción con la gente, bajo estas prácticas creativas, fue más dinámica que aquellas en las que sólo se entregaba un volante.
Es notable la creatividad para interpelar a la ciudadanía y desde ahí informar y visibilizar el tema, pero no sólo eso, también las prácticas culturales que involucran la colaboración, o tomar en cuenta a las vecinas y vecinos sobre aquéllo que se representa en un espacio público, forman parte del impulso a una cultura de la participación. Ésto, para nuestra sociedad, es de gran relevancia, ya que tras largos años en los que se impuso la idea de que la opinión del pueblo, al no ser escuchada no era importante, se normalizó la idea de que participar en los asuntos públicos era una pérdida de tiempo, o bien, se temía sufrir alguna represalia por hacerlo.
Por ejemplo, en Iztapalapa recientemente se ha efectuado una iniciativa de intervención comunitaria llamada “Iztapalapa Mural”, que desarrolla la Dirección Ejecutiva de Cultura de la Alcaldía Iztapalapa desde el 2018. Ésto con la finalidad de recuperar y dignificar los espacios públicos a través del arte. Dicha iniciativa forma parte del “Programa Caminos Mujeres Libres y Seguras” en el cual se han realizado más de 6 628 murales y diseños2 creados por 148 mujeres y hombres artistas aproximadamente.
Los murales representan historias y tradiciones locales como el papel de las mujeres en la lucha por sus derechos, costumbres e identidades de los barrios, también están presentes retratos de pintoras, escritoras, escritores y referentes de lucha.
El proceso para elaborar estos murales —comentaba la alcaldesa Clara Brugada en una entrevista realizada para canal Once en 20213— incluye un proceso en el que se dialoga y pregunta a vecinas y vecinos qué les gustaría que se pintara, y entonces podemos ver muchos retratos a gran escala de habitantes del barrio, entre los que destacan varias mujeres de distintas edades.
Esas prácticas son parte de la democratización del espacio público y abonan a la construcción de una sociedad donde se escuche a la gente y ésta forme parte de las decisiones, asimismo fomenta que las políticas públicas estén en diálogo permanente con la comunidad, lo cual es integral de la construcción de una cultura democrática participativa.
Una parte de los procesos de cambio democrático son el participar en las decisiones en materia de política pública en nuestras colonias, ser consultadas para la toma de decisiones nacionales que nos competen a todas y todos en periodos no electorales, así como ejercer un control de las y los representantes populares por medio de la revocación de mandato. Las y los representantes deben acostumbrarse a informar con honestidad sobre los asuntos públicos y tomar decisiones consultando a la ciudadanía.
Transitar hacia la democracia participativa es recordar permanentemente que el poder radica y emana del pueblo, y las mujeres somos un poco más de la mitad de éste, por lo que ejercer nuestro derecho a participar es fundamental.
El próximo año se nos preguntará si queremos que continúe o no nuestro presidente en el cargo, y sin duda defenderemos su continuidad, ratificaremos que siga en la presidencia, lo cual nos convoca a poner toda nuestra creatividad y convicción para seguir haciendo historia y continuar construyendo una patria más justa, igualitaria y democrática para todas y todos.
*Artista plástica feminista. Maestra en Estudios de la Mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
1 Daniela Pastrana (2021), “Hasta que la consulta se haga costumbre”, en Pie de página, 2 de agosto. Disponible en <https://piedepagina.mx/hasta-que-la-consulta-se-haga-costumbre/?fbclid=IwAR2skQ_jRIURgcacq_0bX3iX6LQ6BJ_dnqL_6V9J1z6ydg489Zx5QWwriyk>. Fecha de consulta: 8 de septiembre de 2021.
2 Alcaldía Iztapalapa (2021), “Iztapalapa Mural: el proyecto de muralismo más grande de Latinoamérica”. Disponible en <https://www.culturaiztapalapa.com/iztapalapa-mural>. Fecha d e consulta: 7 de septiembre de 2021.
3 TV Once (2021), “Hagamos que suceda-Iztapalapa, mural lienzo urbano-29/08/2021”, en @ElOnce. Disponible en <https://pt-pt.facebook.com/CANALONCETV/videos/520224692601480/>. Fecha de consulta: 8 de septiembre de 2021.