Marcha 8M

Por: Rosa Martínez

“Morra, la revolución eres tú”. La marcha multitudinaria feminista del 8M fue recia, retumbó con tantas ideas como consignas. Fue nuestra, sólo nuestra. Este año en la Ciudad de México no hubo cabida al montaje mediático ni a la confrontación política, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y su espíritu fraterno. Se refrendó y sumó a la transformación de las conciencias.  

Fotografía: Rosa Martínez, 2022

Durante la marcha, los ejes temáticos de la Cuarta Ola se mantuvieron presentes, estos la direccionaron: la lucha contra los feminicidios y la erradicación de todos los tipos de violencia, la despenalización y el derecho al aborto, acabar con la inequidad, conseguir la igualdad de oportunidades, la emancipación y el empoderamiento de la mujer, la integración de la transexualidad y las identidades disidentes.

“Si yo voy a morir, pido ser la última”, conmovedora proclama, de las más crudas en la marcha, expresión pura de la lucha contra los feminicidios y el combate por una vida libre de violencia. El sentimiento solidario y empático de las mujeres resaltó, especialmente con todas las víctimas y sus familiares que se encontraban también marchando. Y es que, la reivindicación por el derecho a una vida plena y libre de violencia es una de las principales razones por la que se calcula que más de 75 mil mujeres acudieron a la manifestación. “Seríamos más, pero no se puede luchar desde la tumba”.

Un par de horas antes de dar comienzo, uno de los grupos insignes de la protesta callejera se reunía en el Ángel de la Independencia. Ahí las huellas de manos violetas eran marcadas en el asfalto, un homenaje a todas aquellas que, sin poder estar presentes, permanecían en la memoria. Era también una invitación a las asistentes para dejar en pintura sus huellas por todas las mujeres asesinadas y desaparecidas. De igual manera hubo quienes comenzaron la marcha desde el sitio con sus pisadas impresas en el pavimento. En punto de las 16:00 horas comenzó el avance rumbo al Zócalo en una marea profusa de sonidos que, a ritmo de comparsas, tambores y hasta cacerolas, se acompañaba.

Pero la marcha se ya había adelantado desde otros puntos de la ciudad, esto porque algunas colectivas decidieron arrancarla desde temprana hora, varias salieron del Monumento a la Revolución cerca de las 14:00 horas. Entre estos, el Contingente de Verdad y Justicia del Estado de México, familias y víctimas de violencia feminicida o desaparición forzada.

Por los cuatro rumbos se sumaban contingentes a la columna principal que avanzaba por Paseo de la Reforma, la mayoría de las marchistas ataviadas de color violeta hasta en los actuales cubre bocas, pañuelos distintivos de la “marea verde” y pancartas con frases que también proclamaban en voz alta en los ya casi himnos antipatriarcales, entre estás: “Agradece que queremos igualdad y no venganza”, “Esto es pelear como niñas”, “Si no llego, cuiden a mi gato”. “Mi cuerpa no quiere tu opinión”, “Más michis, menos machos”, “Si las brujas no luchamos, ardemos”, y tantas más.

Se supo que desde otros puntos aledaños, los contingentes comenzaron a avanzar antes, y ya se sucedían abanderamientos de vanguardias y también uno que otro incidente en las cercanías de la estación del Metro Hidalgo y, mientras algunas transitaban hacía el Zócalo, pocas mujeres integrantes de los llamados “Bloques Negros” arremetían contra los cristales y estructuras de la estación del metro, situación que incluso le provocó el colapso de una estructura de cristal que se derribó una joven provocándole lesiones. Ella también recibió apoyo de personal policiaco y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) quienes se aprestaron a atenderla.

Durante la marcha hubo la seguridad pertinente, se percibió resguardada por las “Ateneas”, grupos policiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Ellas, además de traer casco, chalecos y escudos, portaban alguna flor que antes habían recibido de manifestantes y, tal vez, una que otra hasta se hubo permitido abrazos. Probablemente era la razón por la que minutos después sus mirabas correspondían y empatizaban con las marchistas que avanzaban también por ellas, que clamaban también por todas.

Fotografía: Rosa Martínez, 2022

Y, como la batalla feminista no es política, es cultural y se refrenda, durante la marcha el bastión de expresiones fueron diversas y creativas: las hubo por miles redactadas en pancartas, mantas o las que simplemente fueron grafiteadas in situ, en los desnudos muros, pizarras improvisadas en madera y metal o abandonados pavimentos.

También destacaron manifestaciones artísticas, como las comparsas, performance y, a los pies del antimonumento feminista en Reforma, un tendedero con simbólicas prendas que contenían los relatos de innumerables casos de violencia y feminicidios que evidencian las faltas graves cometidas por el Estado en los procesos de impartición de justicia por los delitos contra las mujeres.

Impresionante fue la labor de la Batucada Trina, cerca de 20 jóvenes mujeres que entusiastas y plenas atinaron a integrar ideas feministas en un poderoso mensaje que causó el impacto y la euforia pertinentes para alentar el avance de la columna por Paseo de la Reforma y Avenida Juárez. Ellas, tan alegres como enérgicas, fueron dándole duro a las percusiones y a las ideas, sinergia rítmica en un especio de sororidad. Fue tan contagioso y emotivo éste que, mientras era imposible permanecer estáticas, sin agitar el cuerpo, la piel se erizaba tanto por el sentimiento como por el anhelo de justicia y paz.

Fotografía: Rosa Martínez, 2022

Ya en el Zócalo capitalino, las congregaciones de mujeres convivían de manera pacífica mientras otras más arremetían contra las vallas de amplia altura que intentaban derribar. La defensa de estas, por parte de brigadas policiacas que procuraban mitigar las embestidas causó polémica puesto que marchistas atribuyeron haber sido agredidas con ciertos tipos de gas que consideraron pimienta y lacrimógenos, sin embargo, las autoridades del gobierno capitalino negaron que estos gases fueran empleados con ese propósito. “El ataque con gas fue verificado por la organización civil, Brigada Marabunta”, aseguraron.

Los últimos bloques de la columna fueron los contingentes transfeministas y de las identidades disidentes, quienes entraban por avenida Juárez cerca de las 18:30 horas. Cerca de las 20 horas, las mujeres fueron disipándose y abandonaron el Zócalo poco más tarde.

“Marcho porque estoy viva”. Y así, ésta fue una marcha cargada de emociones, fuertes consignas, pulcras ideas desmanchadas de burda politiquería. Y queda el resultado, ante la potencia de esta marcha se imposibilita el silenciar, invisibilizar o descalificar las acciones y expresiones, sin duda manifestaciones de ideas feministas conservadoras pero fundamentales, nuevos feminismos y detonantes de la transformación. Y, mientras las vallas metálicas no cayeron, las “machistas” y patriarcales se derrumban día a día. Estos fueron los instantes en los que se vislumbró un futuro que podría ser podría ser distinto si fuera guiado por las mujeres.

Fotografía: Rosa Martínez, 2022