María del Consuelo Sánchez Rodríguez, diputada constituyente, antropóloga y especialista en pueblos originarios

¿Coméntanos sobre tu participación y si se generaron iniciativas de tu parte para la elaboración de la Constitución de la Ciudad de México?

 Propuse varias iniciativas, pero dos fueron fundamentales, las que se presentaron en la Comisión de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la que fui miembro, así como en el Pleno; ahí dimos la batalla.

Establecimos la autonomía de los pueblos, es decir, no se trataba de derechos que como siempre se han formulado, sobre todo de derechos culturales, sino el derecho a autogobernarse, de tener capacidad de decisión sobre asuntos de su interés, y también participar en la vida política de la ciudad.

En la elaboración de la Constitución nos planteamos como meta fundamental que estuvieran garantizados los derechos de autonomía de los pueblos; que es la manera como pueden ejercer todos los demás derechos: políticos, sociales, económicos, culturales, jurídicos, etcétera.

Esto es nuevo, lo que plantea la autonomía es acabar con las relaciones de dominación y de opresión que han existido históricamente hacia los pueblos indígenas, y esa es la manera de acabar con ello. Sabíamos que era un reto y tendría repercusiones en el ámbito nacional; queríamos crear un nuevo nivel de gobierno no sólo para los pueblos, barrios originarios y comunidades indígenas residentes; sino empoderarlos, que ya no estén subordinados ni a las delegaciones ni al jefe de gobierno.

¿Cómo queda garantizada esta participación de los pueblos, barrios y comunidades en la Ciudad de México?

En tres artículos de la Constitución, aunque están en varios más, porque tratamos de que estuvieran presentes los pueblos en toda la Constitución. En la Ciudad de México hay más de 144 pueblos originarios, además de sus barrios, y algunos conservan sus bienes ejidales y comunales que se encuentran en la parte sur de la urbe.

Ustedes saben que para fines administrativos la ciudad está dividida en suelo urbano y suelo de conservación, que representa más de 50 por ciento del territorio. Los pueblos del sur de la ciudad tienen, en forma de propiedad ejidal y comunal, más de 70 por ciento del suelo de conservación. Entonces son pueblos fundamentales para la sustentabilidad de la Ciudad de México. Es decir, tiene muchos elementos que aportan y además hay pueblos que siguen manteniendo la producción autosuficiente, aunque ésta cada vez se ha visto más afectada con el modelo neoliberal.

Vemos una gran migración del campo a la ciudad porque se ha ido cambiando la política hacia el campo. Lo más avanzado es establecer nuevas relaciones, una nueva política de armonización de lo urbano con lo rural y lo medioambiental. En morena tenemos esa preocupación, de recuperar, por ejemplo, Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta, que sufren de una destrucción tremenda. Queremos una ciudad diferente en la que todos participemos en su diseño, en la que todos seamos parte, tanto la población urbana como la rural.

Respecto a los artículos que garantizan los derechos de comunidades indígenas, ¿se tuvieron desacuerdos con los mismos?

Costó mucho trabajo que esas iniciativas que metimos quedaran en el dictamen. Hubo que pelear en serio, y lo logramos. Pero además hubo que discutir con los miembros de la Comisión, y el PRI, el PAN y el PRD no estaban de acuerdo con la autonomía.

Para ellos la autonomía era nada más el nombre, pero no que implicara territorio, ni autogobierno, competencias, facultades ni presupuesto; entonces hubo que pelear y ahí estuvimos. Decían que no, que el territorio no, y yo les argumentaba: “si no hay territorio, no hay autonomía, ¿dónde van a ejercer la autonomía sin un ámbito territorial?” Finalmente lo logramos.

Otro asunto importante fue la consulta, porque tuvimos también que diseñar una para los pueblos y barrios originarios sobre el dictamen, antes de que entrara al Pleno. Y eso también nos llevó un mes de debate y discusión. Nosotros queríamos que se consultara sobre toda la Constitución, pero aceptaron que nada más fuera sobre tres artículos en los que se concentra Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes: 57, 58 y 59. Peleamos por que el resultado de la consulta fuera vinculante para el Pleno, y lo logramos.

Hicimos la consulta, cuyo resultado fue de más de 900 actas porque fue por asambleas en los pueblos, barrios y comunidades indígenas. Estábamos todo el día ahí hasta las tantas de la madrugada y hasta los domingos nos íbamos corriendo a los pueblos a trabajar. El 96 por ciento estuvo de acuerdo con el dictamen.

¿Podríamos considerar que la Constitución también fue aprobada por los pueblos indígenas?

Es otra innovación a nivel nacional y mundial. Porque ninguna otra constitución ha consultado a los pueblos sobre las medidas que se van a establecer en ella con relación a sus derechos. Son dos innovaciones. La ONU (Organización de las Naciones Unidas) lo destacó: es la primera vez en la historia mundial, en términos de hacer una consulta en esta materia y antes de que se aprueben los derechos de los pueblos en una constitución.

Como constituyente, ¿qué retos afrontaste y de qué manera?

Estuve en dos comisiones, la de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes y en la de Ciudadanía, Ejercicio Democrático y Régimen de Gobierno. Ahí también queríamos fortalecer las instancias de participación ciudadana.

¿A qué nos enfrentamos? Pues fue una batalla interesante, en el campo de los pueblos y barrios originarios tuvimos que hacer una estrategia inteligente para lograr la autonomía. Tenía que salir a como diera lugar, era algo por lo que lo pueblos originarios lucharon durante tres década. Teníamos la oportunidad, sabíamos las dificultades. Había 40 que nos sobraban, y como desde el principio dijimos: “nos sobran 40 y nos faltan 43”.

Y en los debates en el Pleno había muchos temas que discutir; por ejemplo, nos metieron el de la reelección de los diputados. En morena estamos en contra de la reelección, pero además ellos querían hasta por cuatro ocasiones, es una barbaridad. La cuestión de la coalición de gobierno, querían hacerlo obligatorio, lo metían y lo metían pero no tenían consenso y nos daban argumentos absurdos. Eso no es nada democrático.

Fueron batallas permanentes y muy tensas, muy difíciles, pero se dieron argumentos. Y morena fue con propuestas muy elevadas y obligamos a que los demás constituyentes elevaran un poco más la mira.

¿Cómo prevés el futuro en el ejercicio y vigencia de la Constitución?

Ahora estamos peleando porque la PGR y otras instancias federales, así como el Poder Judicial local, están impugnando lo más avanzado de la Constitución, casi todos los artículos. De hecho estamos en esa batalla, defendiendo el ordenamiento, porque es absurda la impugnación y los argumentos que nos dan son verdaderamente de risa. Para ellos nos excedimos en el conocimiento de derechos y libertades de los pueblos y de la ciudad en general.

Y es que hicimos algo muy novedoso, y eso es lo que los tiene asustados; desde morena queríamos cambiar el Poder Judicial, porque los ciudadanos no los elegimos. Y hay que democratizarlo, porque ahí hay un grupo que tiene acotado el Poder Judicial e incluso la Judicatura, que es el órgano de revisión y control.

Todo eso planteábamos nosotros, ampliar todas las libertades, en todos los sentidos: en la diversidad cultural, en la diversidad sexual, en las libertades y los derechos de las mujeres. En morena íbamos en lo más avanzado y eso ayudó mucho a que fuera una buena Constitución; vamos por lo máximo, a ver qué logramos. Así hay que seguir en morena, peleando por nuestros proyectos y nuestros sueños altos..